Era la noche del 18 de junio de 1967 en Monterrey. Aquella vez, el gesto de Jimi Hendrix hacia su público era solo el anuncio de lo que vendría. Llevaba los dedos índices hacia sus oídos como diciéndoles “pongan atención a lo que haré”. Vestido con una camisa color mostaza, chaleco oscuro y pantalón rojo, el afro guitarrista zurdo volteó su instrumento. El mango de su clásica Fender Strattocaster se dirigía al pìso, mientras Hendrix presionaba la palanca de trémolo y sostenía la vitela con sus dientes. Era solamente el inicio.
La guitarra volvió a su posición habitual, mientras Hendrix deslizaba la cara interna de su antebrazo derecho por el mango, de arriba hacia abajo. En fracciones de segundo hizo lo mismo, pero con la vitela, que tenía en su mano izquierda y en sentido contrario.
Hubo una pausa de apenas un par de segundos y soltó el estribillo “come on now, come on man sing it with me/Wild thing, you make my heart sing (vamos ahora, vamos hombre, canta conmigo. Salvaje, haces que mi corazón cante)”, de Wild thing, que Chip Taylor escribió para The Troggs en 1965, pero que Hendrix inmortalizó en Monterrey.
Y Johnny Marshall Hendrix, como constaba en su certificado de nacimiento, se daba volantines como si fuera el acróbata de un circo, del suyo, del que había montado. Y claro, una actuación suya no era completa si no acercaba los micrófonos de su guitarra eléctrica contra los amplificadores para esos chillidos que se conocen como “feedback” y que solo él sabía cómo ejecutarlos, aunque Pete Townshend ya lo había experimentado antes con su banda The Who.
Nacido el 27 de noviembre de 1942 en Seattle, Hendrix simulaba tener sexo con su guitarra durante el “feedback”. Su mente maquinaba algo más. Colocó la guitarra en el piso y hacía gestos como si se tratara de algún ritual tribal. Se levantó y trajo gasolina, que salpicaba contra su Fender. Le prendió fuego, mientras el público miraba atónito. La tomó en llamas y la estrelló contra el piso. Quedó en dos partes, que regaló a su gente. Era la noche en que toda su esencia quedó registrada en la historia del rock.
Y no fue la única, pues el 18 de agosto de 1969 protagonizó otra con su versión de Star Spangled Banner (himno nacional estadounidense) durante el festival de Woodstock, en plena guerra de Vietnam.
Hendrix no inventó el rock, pero cómo le dio personalidad, a través de su Fender y ocasionalmente con una Gibson Flying V.
“El rock ya existía antes de Hendrix, pero le faltaba algo. Y eso se lo dio Hendrix con sus ‘riff’ agresivos. El rock and roll se convirtió en rock duro. Le dio personalidad y protagonismo a la guitarra eléctrica en el rock. Incluso fue como una especie de sacerdote que casó a la guitarra con los pedales”, describe Pablo Almeida, guitarrista de 34 años, que sigue a Hendrix desde que tenía 16.
El crítico de espectáculos Freddy Russo considera que todo guitarrista de rock, que se precie como tal, toma a Hendrix como referente.
“Jimi Hendrix fue el más grande guitarrista de la historia de la música y gran innovador de la guitarra eléctrica. Su vida fue breve, pero intensa. La amistad con el también legendario Frank Zappa le ayudó a que aprendiera a usar efectos en la guitarra, sobre todo el ya clásico wah wah. Fue un precursor de muchas estructuras del sonido. Para mí es el fundador del rock progresivo, en cuanto a categoría. Su disco Electric Ladyland (1968) lo confirma como un solista genial que inventó un modo nuevo de tocar. De hecho, la revista Rolling Stone lo eligió como el mejor guitarrista de todos los tiempos”, dice Russo.
Hendrix, quien ayer cumplió 40 años de su deceso en circunstancias que aún no quedan claras, quebraba la muñeca de su mano izquierda hacia adentro para sus “riff” y no en posición frontal, como ocurre con la mayoría de los guitarristas. Tenía mayor movimiento de antebrazo, de arriba hacia abajo, golpeando las cuerdas.
Almeida analiza que posiblemente recurrió a ese estilo porque, siendo zurdo, Hendrix utilizaba guitarras para diestros, pero encordadas al revés. “Quizás los micrófonos y palanca de trémolo le estorbaban y por eso prefería doblar su muñeca izquierda hacia adentro para tocar cómodo”, sostiene.
Esos golpes, más los pedales y amplificadores que usaba, opacaban muchas veces al bajo. No obstante, a Hendrix no le preocupaba eso porque con su dedo pulgar derecho agarraba las cuerdas graves. “Tenía manos grandes”, dice Almeida.
Buster, como también era conocido Hendrix, popularizó el wah wah (que fue creado en 1945 por Leo Fender para intentar un sonido de trompeta con sordina) en canciones como Voodo Child. A la vez generaba la fabricación de efectos exclusivos para él. Un ejemplo es el Octavia que el ingeniero de sonido Roger Mayer hizo para Hendrix. Así podía multiplicar cualquier nota a su máxima expresión en canciones como Purple Haze.
Hendrix, quien se inició como guitarra rítmica en bandas de rythm & blues, era empírico, no tenía estudios formales sobre el instrumento que aprendió a tocar cuando tenía 11 años.
Su personalidad rebelde tenía mucho que ver con la disfuncionalidad de su hogar. Sus padres se divorciaron cuando Jimi tenía 9 años y fue enviado con su abuela paterna Nora Rose Moore.
Durante su adolescencia Hendrix se nutría de los discos bluseros de BB King y Robert Johnson.
De Hendrix existen muchas historias. Una de ellas apunta su fugaz paso por el Ejército de Estados Unidos (1960-1962). Formaba parte de un batallón de paracaidistas, hasta que, según algunos biógrafos, se fracturó un tobillo. Otras versiones relatan que Hendrix le decía a sus superiores que era homosexual con el fin de obtener su baja en el Ejército.
Curiosamente el guitarrista y bajista Billy Cox fue su compañero en aquellos días de cuartel. Al cumplir el servicio militar se establecieron en Nashville y formaron The Casuals. Con el mismo Cox, Hendrix fundó Band of Gipsys con la que grabaron un disco homónimo en 1970, tras la disolución del grupo The Jimi Hendrix Experience.
Otra de sus historias involucra a Eric Clapton, a quien los ingleses lo apodaban el “Dios de la Guitarra” en la década del 60. Era 1969 y Hendrix había llegado a Inglaterra en la que guitarristas como Pete Townshend con The Who y Clapton con Cream dominaban la escena londinense. Ellos vieron tocar al estadounidense y quedaron tan impresionados al punto que Townshend le dijo a Clapton: “Estamos acabados, debemos retirarnos”.
Su gran desarrollo como guitarrista empezó en 1965 con las incesantes giras y conciertos que lo llevaron a los excesos que finalmente lo condujeron a la muerte, el 18 de septiembre de 1970 al ahogarse, posiblemente, con su propio vómito, mientras dormía en el hotel Samakard, de Londres, tras una mezcla de barbitúricos con alcohol. El legado queda.
Aca les dejo Vodoo Child en la Isla de Wight 18 dias antes de morir, fue su ultimo concierto en el Reino unido.
