Led Zeppelin on the road. Anecdotario.

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Robert Plant y John Bonham eran los que más disfrutaban de su posición de estrellas, los únicos interesados de convertir cada día en una fiesta. Plant disfrutaba con cada momento, y al contrario que Jimmy Page se lo pasaba en grande ofreciendo titulares cachondos a los periodistas como: "De hecho dejé la cocaína esta mañana". En cierta ocasión dejó claro como se veía a si mismo, durante una entrevista salió al balcón y empezó a gritar: "Soy un Dios dorado" ante la mirada atónita de los periodistas. Lo de Bonham era diferente. Su idea de pasarlo bien era más básica: beber y perder el control. A Bonzo se le conocía también con el apelativo de "La Bestia" y hacía honor a su apodo a todas horas. En una ocasión después de beberse una botella de whisky entera se durmió en el avión. Al despertar estaba fuera de control. Agarró a una de las azafatas, le arrancó la ropa, la inmovilizó y le dijo que iba a penetrarla por detrás. Los gritos de la chica alertaron al manager de la banda quienes salvaron a la chica a tiempo. En cuanto a Jimmy Page, el guitarrista de la banda, vivía en su mundo de paranoias.

 

Cuando la banda estaba en el hotel de turno, él se retiraba a sus aposentos con las cortinas tapando las ventanas e iluminando la habitación con velas, que alguna vez colocaba sobre el televisor, inutilizando el aparato cuando la cera caía sobre él. Recluido en su suite, protegida día y noche por un guardia de seguridad en su puerta, componía las canciones. Apenas dormía, lo que aumentaba su acostumbrada paranoia. En cierta ocasión en San Diego, cuando toda la banda se dirigía a las respectivas limusinas, "slutmobiles" las llamaban, algo así como "zorramobiles" por la cantidad de groupies que acostumbraban a ir dentro, un fan se acercó al guitarrista. "Jimmy, ¡estás tan fuera de órbita!" le gritó el chico. Page se quedó pensando un momento, como intentando descifrar el significado de esa frase. "¿Quieres decir que soy un vórtex en espiral?", preguntó el enigmático Page con toda la seriedad del mundo. Así era el mundo de Page por aquel entonces, un mundo que atraía la locura y lleno de situaciones extrañas y surrealistas.