Un pequeño destello en el lado oscuro de la luna.

Bitacora de viajes sin retorno. El espacio infimo entre el septimo cielo y el mismisimo averno.

06 octubre, 2008

A lo Tarzan, Bon Scott AC/CD.




Con su disco "Let There Be Rock" rondando por las partes bajas de los charts ingleses, y sirviéndoles para su introducción en todo el mundo en 1977, AC/DC tenían ya ganas de dar la campanada en su próximo concierto de Melbourne. Se pusieron a buscar cosas excitantes que ofrecer en su show en vivo para demostrar a sus fans australianos que eran importantes para ellos, pero eran los primeros días y no había suficiente dinero para gastarse en cañones pirotécnicos o fuegos infernales, ni siquiera para un nuevo uniforme escolar. Y entonces, el cantante Bon Scott tuvo una idea.


Se desnudaría hasta quedarse en taparrabos y se balancearía desde el escenario con una cuerda por encima del público como si fuese Tarzán. El equipo de management de la banda puso muchas trabas y se mostró cauteloso con la idea, pero accedieron a causa del entusiasmo de Bon, con la condición de que extremase las medidas de seguridad. No había problema, él era un muchacho fuerte, que había trabajado descargando mercancías en el puerto y que ahora se mantenía en forma a base de hacer ejercicio. Así que tendieron una gruesa cuerda y ensayaron durante la prueba de sonido. Bon pasaba rozando elegantemente por encima de los asientos y con un grácil movimiento pendular volvía atrás perfectamente hasta que llegaba de nuevo al escenario y se soltaba.


Esa noche, los espectadores que atestaban el Festival Hall de Melbourne se estaban comportando como salvajes. El suelo estaba alfombrado de cerveza y pizza regurgitada, pero ¿a quién le importaba? Todo el mundo permanecía más o menos en sus asientos mientras el concierto se desarrollaba. Entonces llegó el momento en que los plomos bajaron la cuerda desde el techo. Bon la agarró con fuerza y saltó sobre la audiencia. O mejor dicho, saltó literalmente encima de la audiencia porque cuando habían estado probando la longitud de la cuerda no habían tenido en cuenta que a la hora del concierto habría gente en los asientos, e incluso de pié.


Los fans tomaron esta inesperada familiaridad del cantante como una muestra de buena onda hacia ellos y entre apretujones y abrazos, algunas manos le despojaron del taparrabos que le cubría las partes. Como el resto de la banda y de los plomos estaban demasiado ocupados cagandose de risa para prestarle ayuda, Bon tuvo que apañárselas solito y a base de empujones y resbalones en las vomitadas, finalmente logró volver al escenario vestido solo con su suspensorio, que también le habían llegado a quitar y tuvo que arrebatárselo al espectador a la fuerza, y volver a ponérselo con tantas prisas que se lo puso al revés. La gente tuvo doble espectáculo aquella noche.

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